Una ciudad de Argentina desarrolló su propia calculadora de huella de carbono a través de la Universidad Tecnológica Nacional

Las universidades nacionales no solo tienen el rol de formar profesionales en disciplinas esenciales para el crecimiento de la sociedad, sino que son productoras de conocimiento. En ese sentido, desarrollan novedosos sistemas para resolver problemas ambientales, por ejemplo. Eso es a lo que apunta la Facultad Regional de San Francisco, ciudad de Córdoba, de la Universidad Tecnológica Nacional (o UTN) con una calculadora de huella de carbono que puede usar cualquier habitante local.

Un equipo de la Licenciatura en Administración Rural trabajó junto al Grupo de Investigación Observatorio de la Empresa Agropecuaria y el Laboratorio de Estadística DataStatLab para desarrollar un método sencillo que permite a cualquier persona estimar su impacto ambiental a través de un formulario web.

El equipo tras el proyecto. El Ing. Gustavo Boglione, Director del Grupo de Investigación OEA, la Ing. Laura Rivara, Integrante del Laboratorio de Estadística, y el estudiante de Ingeniería en Sistemas Santino Arroyo.

¿Qué es la huella de carbono? Es la cantidad total de gases de efecto invernadero (principalmente CO2) que generamos directa e indirectamente con nuestras actividades diarias. Se mide en toneladas de CO2 equivalente por año. Calcularla nos da cuenta del impacto ambiental y entender que todos contribuimos al cambio climático (aunque no es lo mismo una industria que los civiles).

Al mismo tiempo, esa información nos permitirá identificar oportunidades, descubrir dónde podemos reducir emisiones y tomar acción, es decir, hacer cambios conscientes en el estilo de vida.

A diferencia de otras calculadoras que se utilizan en grandes conglomerados o a nivel internacional, esta herramienta se adaptó específicamente para la región de San Francisco y alrededores. Por eso solo está disponible para ciudades de las provincias de Córdoba y Santa Fe, pero podría convertirse en un puntapié para que otros organismos desarrollen otros sistemas para generar conciencia.

Cómo funciona la calculadora

Al formulario se accede a través de internet y puede completarse de cinco a diez minutos si se cuenta con los datos a mano. Se solicita información básica sobre consumos domiciliarios (como energía eléctrica, gas, agua), tipo de dieta, medio de transporte, generación de residuos y características de la vivienda. Todos estos datos reflejan las particularidades de la comunidad local, lo que permite obtener un diagnóstico más preciso y útil para los usuarios.

Una vez completado, el sistema calcula la cantidad de emisiones generadas por cada persona y compara el resultado con el promedio nacional. Luego, representa gráficamente esa huella en una suerte de "mapa urbano", donde se ilustran las hectáreas de bosque necesarias para compensar dichas emisiones.

La huella de carbono se representa como una cantidad de manzanas urbanas, que como dijimos, serían las necesarias para absorber las emisiones generadas. Las que alcanzan para compensar el promedio se muestran en verde; las que superan ese límite, en rojo. Esta representación busca hacer visible el impacto ambiental individual y funcionar como un disparador para el cambio de hábitos.

El próximo paso será iniciar la recolección de datos y, en 2026, se comenzarán con los análisis estadísticos que permitirán identificar patrones de consumo y contaminación, fundamentales para diseñar estrategias de mitigación más efectivas en la región.

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