Se relacionan más entre ellos en el aula, hay más concentración y menos llamados de atención e interrupciones en clase, según un informe del gobierno porteño que pone de relieve las consecuencias de la regulación en el uso de celulares en la escuela. Un año después de que el Ministerio de Educación lanzó la normativa, el debate del rol del celular en el aula y qué hacer al respecto sigue vigente y aún hay posturas encontradas.
Ya son varias las provincias que problematizan el uso del celular y otros dispositivos digitales en los espacios educativos y que establecen una normativa que lo regula. En el caso de la Ciudad de Buenos Aires la resolución que la encuadra es la N.° 2024-2075-GCABA-MEDGC, que restringe su uso durante las horas de clases y los recreos para alumnos de primaria y secundaria.
En el Nivel Inicial y el Primario, los celulares deben permanecer guardados durante toda la jornada. En el Secundario, solo pueden usarse con fines pedagógicos puntuales, previamente autorizados. Pero, además, cada institución determina en qué momentos y bajo qué condiciones se permite su uso.
Apenas un par de meses desde su despliegue, ya vimos que los docentes indicaban grandes cambios en clase: los chicos prestaban más atención (56,2%) y se estaban relacionando más con amigos (40,5%), aunque también percibían que se sentían "más aburridos" (25,6%). ¿Qué ocurre un año después? ¿Son más las ventajas que los efectos negativos?
Resultados: lo que se logró y lo que no
Ante los efectos negativos asociados a la adicción al celular, especialmente en el ámbito educativo, los estudios repiten que su uso problemático modifica las conductas de niños y adolescentes, provocando conflictos en su socialización con pares, una creciente ansiedad y una mayor distracción en el aprendizaje.
Además, según recoge la Universidad de San Andrés, la Argentina tiene uno de los porcentajes más altos de estudiantes que nunca desactivan las notificaciones del celular durante clases (37,6%) y que sienten presión por responder mensajes (9%).
Según el informe del gobierno, realizado a través de la Unidad de Evaluación Integral de la Calidad y Equidad Educativa, el 70% de los alumnos de primaria presta más atención en clase, mientras que en secundaria son cerca del 60%. Esta mirada es compartida tanto por los alumnos, como docentes y directivos de ambos niveles, y tanto en establecimientos privados como públicos.
Por su parte, el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, afirmó: “Hace un año tomamos la decisión de regular el uso de celulares en las aulas porque entendíamos que era clave recuperar la atención, la convivencia y los aprendizajes. Hoy los datos nos confirman que íbamos en el camino correcto: 7 de cada 10 chicos de primaria y 6 de cada 10 de secundaria están más concentrados y aprenden mejor".
Entre los datos más interesantes, el 61,3% de los estudiantes de secundaria asegura prestar más atención en clase, el 65,6% reconoce conversar más con sus compañeros y el 59,3% manifiesta obtener mejores resultados escolares.
Mientras que en el nivel primario los indicadores son aún más altos, casi el 70% de los alumnos dijo prestar más atención en el aula, el 68% destaca una mayor interacción con sus compañeros y el 67% señala mejoras en su rendimiento escolar.
En ambos niveles, más de la mitad de los estudiantes coincide en que las restricciones no generan mayor aburrimiento en el aula. Esto contrasta con los resultados parciales del informe que mencionamos antes. Por otro lado, llama la atención que, en el nivel secundario, la medida no logró impactar significativamente en un problema muy presente: el bullying virtual, la sextorsión, y la generación de deepfakes con IA. Sin embargo, el panorama parece haber mejorado en muchos otros aspectos.
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