Se le llama el asesino silencioso, y hoy, más que nunca, cobra un protagonismo no muy aclamado por el público. Durante la temporada invernal se empiezan a oir casos de intoxicación por monóxido de carbono, que, en el peor de los casos, resultan en la muerte. Es el caso de la reciente tragedia en Villa Devoto que se llevó la vida de cuatro personas y una niña. Milagrosamente, un bebé que estaba en otra habitación fue el único sobreviviente.
En Argentina se registran cerca de 500 muertos y más de 4.000 intoxicados reportados por año. Y es que el monóxido de carbono (CO) es un gas incoloro, inodoro y altamente tóxico y, justamente, no tener olor ni color, lo vuelve especialmente peligroso: una persona puede inhalarlo sin darse cuenta y sufrir una intoxicación grave en minutos.
Así fue como cuatro adultos y una niña perdieron la vida puertas adentro de su hogar, ubicado en la calle Sanabria, entre Pedro Morán y Ricardo Gutiérrez, a una cuadra de la estación de tren Villa Devoto de la línea San Martín. Eran dos adultos mayores (79 y 74 años), una pareja más joven (43 y 42) y una niña de 4 años, hija de ambos. Aunque la tragedia fue múltiple, un bebé fue rescatado con vida y consciente, aunque con síntomas de haber inhalado monóxido.
Pero el caso de Villa Devoto no es una excepción: todos los años se registran casos de personas hospitalizadas e, incluso, fallecidas por accidentes evitables relacionados con este gas. El monóxido se produce cuando materiales como gas, madera, carbón o queroseno se queman de forma incompleta, por lo cual, estufas, calefones, hornos, braseros y calentadores mal instalados o en mal estado son las fuentes más comunes en el hogar.
“Al ser tan imperceptible, es necesario tomar medidas preventivas. El monóxido ingresa al cuerpo a través de la respiración y va reemplazando al oxígeno en el torrente sanguíneo, provocando hipoxia, lo que afecta principalmente al corazón y al cerebro”, explicó Valeria El Haj, directora médica de Ospedyc, en diálogo con NA.
Síntomas, los primeros signos
No hay mejor forma de combatir un enemigo casi imperceptible que reconocer posibles síntomas. Lo primero es fijarte que el ambiente esté siempre ventilado si tenés las estufas u hornallas encendidas, con al menos una ventana abierta.
Los primeros síntomas suelen ser dolor de cabeza, mareos, náuseas, vómitos, debilidad, somnolencia y confusión. Si no prestás atención y considerás que es un síntoma sin importancia o le atribuís otra causa y la exposición continúa, lo siguiente es la pérdida de conciencia, daño cerebral o incluso la muerte. Por eso, actuar rápido puede salvar vidas. Recordá que los niños, las personas mayores y quienes tienen enfermedades cardíacas o respiratorias están en mayor riesgo.
Qué hacer si sospechás de intoxicación
En el caso de sospecha de intoxicación por monóxido de carbono es importante salir de inmediato al aire libre, abrir puertas y ventanas para ventilar y acudir a un servicio de salud. No hay que permanecer en la vivienda ni esperar a que los síntomas se pasen, ya que puede ser peligroso.
Cómo evitar intoxicaciones con monóxido en casa
- Ventilar todos los ambientes a diario, aunque haga frío.
- Revisar estufas, calefones y artefactos a gas con un gasista matriculado al menos una vez al año.
- No usar braseros, hornallas ni hornos para calefaccionar.
- Verificar que haya rejillas de ventilación permanentes.
- Prestar atención a manchas negras, olor a gas o llamas anaranjadas.
- Instalar detectores de monóxido de carbono en los ambientes principales.
- ¿Cómo darte cuenta de que el artefacto no funciona bien? La llama de las estufas y hornallas deben ser siempre de color azul, ya que las llamas anaranjadas indican que algo anda mal.
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