Descubren en Argentina un dinosaurio que vivió hace 95 millones de años: así era el Astigmasaura genuflexa y así fue su hallazgo

Astigmasaura Genuflexa
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Fernando G. Villalba

Editor

Todo comenzó con el aviso en 2017 de dos petroleros del yacimiento GASNOC YPF de El Orejano, provincia de Neuquén, al sur de Argentina. En ese momento, ninguno de los dos supo predecir de lo que habían sido descubridores: eran restos articulados de un dinosaurio extinto unos 95 millones de años atrás, en plena Vaca Muerta y en condiciones tan únicas que su análisis permitió establecer que se trataba de una nueva especie. Esta es la historia del Astigmasaura genuflexa.

Más pequeño que un Argentinosaurus (que miden de 30 a 40 m), pero más grande que un Amargasaurus (de 9 a 12 m) ambos también patagónicos y saurópodos, el Astigmasaura es un herbívoro cuadrúpedo de cuello y cola larga, con unas dimensiones de 18 metros de largo y más de 10 toneladas de peso.

Quizá la reconstrucción de su apariencia no parezca tan temible, pero lo cierto es que la anatomía de este gigante le permitió grandes ventajas para optimizar su supervivencia.

Astigmasaura 2 De acuerdo con los paleontólogos que protagonizaron el hallazgo, esto servirá como base para futuros estudios, los cuales podrán determinar cómo se desplazaban, cuál era su postura y que tipo de huellas podían llegar a dejar.

Las vértebras de la cola tenían prolongaciones óseas muy altas, tanto hacia arriba como hacia los costados. Tenía arcos hemales, que son los huesos por debajo de la cola que protegen el sistema nervioso y circulatorio, muy diversos, una característica distintiva de esta especie. Estos arcos eran alargados y rectos, y en forma de bota y de estrella. Además, poseía patas esbeltas y dedos de los pies ensanchados desde adelante hacia atrás.


Lo que hace de este hallazgo algo especial

El Astigmasaura genuflexa es una de las últimas especies de dinosaurios rebaquisáuridos antes de su extinción, que tiene lugar aproximadamente hace unos 90 millones de años atrás. Su presencia en Patagonia es evidencia de la conexión ibero-patagónica en el Cretácico Inferior y reconfirma que la clave del origen de los rebaquisáuridos está en Sudamérica.

Hallazgo En Neuquen

Por otro lado, está el asombroso estado de conservación de sus restos: “Encontramos algo que nunca antes habíamos podido encontrar en nuestras visitas: una carcasa articulada”, contó Flavio Bellardini, paleontólogo del CONICET-IIPG y autor principal del estudio publicado en Cretaceous Research, en una entrevista con el portal de noticias Río Negro.

“Cada hueso estaba en su lugar original. Uno detrás del otro”, relató. El esqueleto fue hallado casi completo y articulado, con ambos miembros traseros, la cadera y la mitad anterior de la cola perfectamente preservados. Mientras, el cuello, espalda, miembros anteriores y el extremo de la cola fueron arrasados por la corriente del río adonde fueron a parar, y no se fosilizaron. “Hasta aquel momento sabíamos que era un dinosaurio de cuatro patas muy grandes y pesadas”, detalló.

La ardua tarea de recuperación

A la vez que las condiciones ambientales permitieron una conservación nunca antes vista para la especie, también provocó que las tareas de excavación fueran complejas. Para llevarlas a cabo, se requirieron cinco campañas paleontológicas y más de treinta días de trabajo de campo.

“La carcasa era tan grande que no se podía mover entera. Tuvimos que cortarla. Fue doloroso”, comentó el paleontólogo con nostalgia. “No es común encontrar un esqueleto articulado, y cuando por fin lo tenés, tenés que desarmarlo para poder salvarlo”. Pero aquella era la única forma de poder analizar los restos y conservarlos en el Museo Municipal Argentino Urquiza de Rincón de los Sauces, donde se inició la microscópica labor de limpiar el material para liberar los frágiles huesos fosilizados de la dura roca portadora.

Astigmasaura 3 1

Finalmente, se prepararon 20 vértebras caudales, 19 arcos hemales, ambos isquiones, pubis, parte de los iliones, 2 fémures, 2 tibias, 2 fíbulas, 2 astrágalos y ambos pies casi completos. Fue en ese momento que el equipo de investigadores no solo encontró semejanzas con otros dinosaurios saurópodos rebaquisáuridos, sino también una serie de características morfológicas únicas que justificaron la formalización de la nueva especie.

“Este tipo de dinosaurio tenía una estrategia diferente. Comía del suelo, en ambientes húmedos, probablemente junto a lagos y ríos. Era más ágil, más liviano. Una especie de ‘pastor’ entre gigantes”, explicó Bellardini.

El nombre del género, Astigmasaura, (del latín a- + stigma, “sin signos”) hace referencia al lugar del hallazgo, El Orejano, una expresión popular que significa “animal sin signos de identificación, sin dueño”. El nombre genuflexa (del latín genus, “rodilla”, y flectere, “doblar”) alude a la posición en la que se halló el espécimen: arrodillada, con ambas patas traseras dobladas, como en posición de rezo.


Imágenes | Foto 1. Mattia Yuri Messina | Foto 2, 3 y 4. Gentileza Bellardini.

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